miércoles, 1 de junio de 2011

¡ Ándale Manuel !

Con un ---¡Ándale Manuel!---- el Dr. Carlos RI del servicio de Ortopedia del Hospital General de México  de la Secretaria De Salud, apresuraba a mi compañero, para que tuviéramos listas las notas de los pacientes, antes del paso de visita o bien para que estuvieran las nuevas indicaciones, después del paso de visita.
El Dr. Carlos (de quien ya no recuerdo sus apellidos), siempre con su mirada amable y con un tono paternal  nos conminaba a estudiar diciéndonos: Todos los  internos de pregrado del Hospital son utilizados como mandaderos, para hacer las notas y hacer el trabajo sucio en las guardias; Ustedes deben estudiar más, para que con conocimientos vayan transformando esa mala  tradición.  En las guardias con su acostumbrado ¡Ándale Manuel! nos sugería los temas y la bibliografía correspondiente para estudiar.
Cosa contraria la del Dr. Bazaldua también RI, quien no perdía oportunidad para hacer notar su jerarquía, abusando y humillando a los Médicos Internos de Pregrado que les tocaba la guardia, ya que  los obligaba a salir del hospital a comprar las “caguamas”  para poder seguir la fiesta en la “Residencia”. En otras ocasiones se presentaba media hora antes del paso de visita por la mañana, despotricando contra los internos, arrebatando de la maquina de escribir la hoja de las notas  y vociferando estar de mal humor  como consecuencia de la gigantesca cruda que cargaba. Por estas y muchas más razones sus compañeros Residentes lo apodaban “Bascaldua”.
Justamente a mediados del mes de agosto el Dr. Carlos se encontraba muy contento, debido a que saldría de vacaciones y podría estar con sus Padres y Hermanos,  con mucha melancolía nos comento que tuvo la inquietud de convertirse en Sacerdote, pero por alguna situación ajena a el, no lo pudo concretar. Terminó deseándonos buena guardia y no lo volvimos a ver hasta el día 17 de septiembre, quien con la amabilidad acostumbrada  nos mostro su antebrazo izquierdo enyesado, como consecuencia de un accidente en motocicleta. Con mucho orgullo nos expreso  su decisión por  presentarse al servicio, a pesar de estar incapacitado.   
En ese momento, no sabía que el destino le tenía preparada su muerte para el día 19 de septiembre de 1985.  Trágicamente durante el terremoto de las 7:19 horas de ese triste día, todos los RI de Ortopedia del Hospital, murieron dentro de  la Residencia del Hospital, incluyendo al Dr. Carlos y al Dr. Bazaldua.
Dos  días después en algún programa de la televisión  mostraban una lista de cadáveres que se encontraban sin ser reclamados por amigos y o familiares,  en el entonces Parque de Béisbol del Seguro Social. Grande fue mi sorpresa al ver entre la lista el nombre del Dr. Bazaldua.
                                    ¡Cuantas sorpresas nos depara la vida!